Una vez más, como lo venimos haciendo año tras año, los ucranios de todo el mundo recordamos una de las tragedias más grandes de nuestra historia y a la vez  para rendir un postrer homenaje a las inocentes víctimas de la misma, el Holodomor de los años 1932-1933.

Este año conmemoramos los 80 años de la gran hambruna  iniciada en 1932 y proseguida en 1933 en que se produjeron la mayor cantidad de muertes, implementada con toda virulencia por el entonces régimen soviético comunista de José Stalin, provocada ex profeso y como un medio masivo de exterminio contra el campesinado ucranio, con la intención, de ninguna manera encubierta, sino clara de exterminar al indefenso pueblo ucranio que se oponía a la colectivización forzosa o sea a la entrega de sus tierras labradas durante centurias.

No eran tiempos de guerra, sino un macabro plan ideado por la cúpula del Partido Comunista soviético, en tiempos de paz, para terminar con la resistencia del pueblo ucranio, de los campesinos a entregar sus tierras, a los planes de colectivización forzosa, ideada por los jerarcas del régimen. El genocidio se consumó con la muerte por hambre de más de 7 millones de ucranios, bajo el silencio del mundo occidental, que nada hizo para detener tal masacre.

El hacha soviética, encaminada al exterminio del pueblo ucranio, rebelde a la colectivización, se dirigió primero contra la intelectualidad Ucrania, o sea el cerebro de la nación, ello para paralizar el resto de su cuerpo. Entre 1920 y 1926 y nuevamente en los años 1930 y 1933 fueron fusilados, encarcelados o deportados profesores, escritores, artistas pensadores y líderes políticos. Según la publicación trimestral “Ukrainian Quarterly” de otoño de 1948, sólo durante el año 1931 fueron deportados a Siberia 51.713 intelectuales.

Simultáneamente con este ataque a los intelectuales, siguió una ofensiva contra las iglesias, o sea contra sacerdotes y la jerarquía eclesiástica, el “alma” de Ucrania. Entre 1926 y 1932, la Iglesia Autocéfala Ortodoxa Ucrania, su Metropolita Lypkivsky y 10.000 sacerdotes fueron aniquilados.

La iglesia católica por su parte con el arresto del Metropolita Iosef Slypyj, y el también arresto o desaparición de 7 obispos, determinó que a fines de la Segunda Guerra Mundial la Iglesia Católica Ucrania fue prácticamente liquidada y  debiendo proseguir su noble tarea en las “catacumbas”.

Y el tercer lugar en el plan de exterminio estaba dirigido contra los agricultores, o sea esa gran masa de campesinos independientes, que son la reserva de la tradición, del folclore y de la música y del idioma y su literatura, o sea del ESPÍRUTU NACIONAL DE UCRANIA.

Contra ellos, reitero se gestó el exterminio masivo por medio del hambre planificado.

Los ucranios hoy estamos embarcados no sólo en difundir esta tragedia nacional, sino además intentamos por todos los medios el reconocimiento de la comunidad internacional del status de  GENOCIDIO, como realmente lo fue.

Esto es negado por las autoridades rusas, sin embargo existen importantísimos documentos que así lo prueban. Así el profesor Lubomir Luciuk, experto en estadísticas de documentación británica y estadounidense dio cuenta que una serie de estadísticas referentes a la exportación de trigo por la URSS.

Demostró en ese sentido que “entre los años 1929 y 1933 los británicos adquirieron  el 40 por ciento de la cosecha de trigo de la URSS y a bajo precio por añadidura: mientras que en épocas de los zares -1915- esas compras alcanzaban sólo el 20%.

Ello además contrasta y hecha por tierra los falsos argumentos esgrimidos por las autoridades soviéticas, con la explicación respecto al hambre en Ucrania, en la época investigada, al dar cuenta de “pésimas cosechas” las cuales no alcanzaban para el consumo interno.

“Cómo es posible –se cuestionó- Luciuk que con el déficit de granos para el propio consumo, la URSS exportara en esos fatídicos años 1932/1933.!!

El jurista argentino, y profesor de derecho, dos veces miembro de la Suprema Corte de Justicia de República Argentina y su Presidente en la década del 90, que integró la Comisión Investigadora Internacional del Genocidio en Ucrania, Dr. Ricardo Levene (h)  llegó a la misma conclusión: el hambre fue artificial, el genocidio se consumó con la planificación de exterminio por hambre de aproximadamente entre 5 a 6 millones sólo de ucranianos, sin perjuicio de que se comprobó también muertes masivas de rusos y bielorrusos.

La lucha continúa, la R.C.U en consonancia con las directivas del Congreso Mundial de los Ucranios, está abocada a la difusión del genocidio o sea del Holodomor.

Nunca olvidaremos a nuestros muertos por la hambruna de 1932/1933, ya que la llama de la verdad que propagamos en todo el mundo, siempre estará encendida.


Dr. Jeremías Taurydzkyj
Secretario

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