Para el poeta Iván Dziuba, Tarás Shevchenko “ no es sólo como lo definen o enseñan, sino también, como se vive y del que se extraen las fuerzas y las esperanzas”.

Veamos alguna opinión o anécdota de gente conocida, que hizo realidad al título del presente.

Nina Virchenko: doctora en física y matemáticas, miembro de la Academia de Ciencias de Ucrania, profesora de la Universidad Nacional Tecnológica de Ucrania, ex prisionera política.

“Estoy orgullosa de haber nacido en el país de Tarás Shevchenko. No viví mucho tiempo en mi patria sin embargo, en el transcurso de la vida en mi tierra, las estrellas de Shevchenko iluminaron mi camino.

Unas de las cosas que más se quiere contar, es sobre el rol de Tarás Shevchenko para los ex prisioneros del “GULAG”. En dichos campamentos para prisioneros políticos, los que sufrimos todo tipo de penurias fuimos en un 80% ucranianos. El “Kobzar” de Shevchenko fue nuestro soporte, nuestro apoyo y fuerza para todos nosotros. ¡Y vaya si lo fue!

Con Dios y con Shevchenko salíamos todos los días a realizar nuestra pesadas tareas, trabajamos en las minas, en los bosques y en las canteras.

Uno de otro aprendíamos verbalmente de memoria, las obras de Shevchenko, y enseñábamos a los nuevos. En cada momento iba comprendiendo más profundamente a Tarás Shevchenko y su profunda melancolía por su querido país.

Sin Shevchenko, en el campo de concentración, no hubiéramos sobrevivido.

Cada una de sus palabras, con más fuerza, profundidad y diversidad las descubríamos y se abrían en nosotros.

Y es así que en una carta a mis padres, les pedí que me enviaran un “Kobzar”. I…me llegó un día esa edición tan soñada, o sea la edición “casera” “doméstica”. En los campos del “GULAG” no se permitían ni los libros ni papel siquiera. Mis padres sabían de ello, y es por esto que, a mi pedido, enviaron el preciado regalo junto a un atado de cigarrillos, para quienes se encargaban de la requisa o censura.

Me tocó un soldado bueno y me pasa el “paquete” con una pequeña bolsa en la que, entre el “trigo saraceno” (“krupy” o “hrechka”) estaba escondido el tan preciado “Kobzar”.

Qué felicidad vivimos con las otras mujeres prisioneras leyendo, en secreto, nuestro “Kobzar”, estudiándolo. Lo guardábamos esperanzados y lo pasábamos de mano en mano y de grupo en grupo…Ciertamente que en las condiciones rigurosas en las que vivíamos, en los campos de prisioneros, ello era casi imposible. Aun así lo hacíamos, y lo cuidábamos.

En una oportunidad al partir para las tareas diarias (léase trabajos forzados *el autor*) , aun con todos los cuidados que tenía, igualmente un soldado percibió un “bulto” entre la ropa que llevaba en un bolso, y me quitó mi “Kobzar”. Todas las mujeres formaron una pared para proteger el preciado tesoro. Y que extraño: se acerca un jefe (después nos enteramos que era un ucraniano de Kiev) le sacó el libro al custodio, me lo devolvió y nos dijo: “guárdenlo más en el fondo…” O sea este tipo de cosas también ocurrían. Entendió qué representaba el Kobzar para nosotros. (y es probable que para él también era algo más profundo).

Y cuando, luego de la amnistía, volvimos a Ucrania, en Kiev, teniendo dos horas de tiempo para mi trasbordo para el tren a Zhytomyr, corrí a la calle Volodymyska, y le rendí homenaje a Tarás Shevchenko. Me arrodille y recé: “Volví a vos Tarás”.

Allí prometí que voy a estudiar y todos los días hacer algo por Ucrania.”

Nota: sirva la presente como un humilde homenaje a nuestro más grande Genio, en el 40 Aniversario de la inauguración del Monumento a Tarás Shevchenko en Buenos Aires.


Dr. Jeremías Taurydzkyj
Secretario

Por